ACV: EN OCHO DE CADA 10 CASOS, SE PUEDE PREVENIR
El ACV es una urgencia médica que requiere tratamiento inmediato.
En los últimos años, aumentó la toma de conciencia de la sociedad respecto a los factores de riesgo que pueden desencadenar en un ACV. Sin embargo, aún queda mucho trabajo pendiente en materia de concientización si se tiene en cuenta que en el 80 por ciento de los casos, es prevenible.
Para evitarlo debemos principalmente centrarnos en nuestro estilo de vida y la posibilidad de mejorarlo a través de una dieta equilibrada, la realización de actividad física de forma regular y la disminución del consumo de sustancias nocivas para la salud. Asimismo, se debe promover la visita médica de manera regular, especialmente a partir de una cierta edad, en donde se realice un control de los factores de riesgo vasculares, la presión arterial y el azúcar y lípidos en sangre.
Tendencias
Distintos índices demostraron que si bien los hombres tienen mayores riesgos de padecer un ACV, son más las mujeres que mueren a causa de este diagnóstico, incluso superando el cáncer de mama.
Esto se debe a que -además de los factores de riesgo conocidos- las mujeres tienen causas propias como el consumo de anticonceptivos orales en combinación con otros factores de riesgo como el embarazo y la migraña con aura entre otros.
Otra tendencia que se advirtió en los últimos años, es que si bien las personas mayores de 55 años poseen un mayor riesgo de sufrir un ACV, aumentaron los casos en jóvenes, posiblemente debido a aterosclerosis, la oclusión de una arteria cerebral por un trombo que proviene del corazón, el daño u obstrucción en los vasos sanguíneos y las alteraciones hematológicas.
Síntomas del ACV
Todos podemos reconocerlos y es por ello que debemos estar atentos a los siguientes signos:
– Problemas en el habla, tanto en la expresión como en la comprensión.
– Debilidad en un brazo y una pierna.
– Asimetría facial.
– Dolor de cabeza de gran intensidad.
– Pérdida de la visión de un ojo o visión borrosa.
– Dificultad para coordinar los movimientos; mareos y vértigos.
En el centro de salud, el médico que atiende a quien se presenta con esta sintomatología, debe descartar otras posibles causas del padecimiento y realizar una serie de pruebas para determinar el diagnóstico preciso y la magnitud del accidente cerebrovascular, y así, brindar el tratamiento más adecuado, en tiempo y forma.
Es importante destacar que es una urgencia médica que requiere tratamiento inmediato. La acción temprana puede reducir al mínimo el daño cerebral y la posibilidad de muerte y discapacidad.
Recuperación del ACV
Es común que las personas que padecieron un ACV encuentren dificultades para realizar actividades cotidianas como vestirse, comer, trasladarse o hablar.
Partiendo de la base que el accidente cerebrovascular es la primera causa de discapacidad a nivel mundial, hay que centrar el tratamiento en la atención de estas secuelas y brindar ayuda para readquirir las destrezas perdidas tras el evento.
El tratamiento del ACV tiene distintos abordajes:
– Un programa de rehabilitación interdisciplinario realizado por un equipo de trabajo formado por neurólogos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, nutricionistas, psiquiatras, psicólogos, fisiatras, terapistas ocupacionales, neuropsicólogos y musicoterapeutas.
– Basados en la neuroplasticidad -que es la facultad del sistema nervioso de cambiar su estructura y funcionamiento, como reacción a las diversas situaciones y entrenamiento–, hay que aplicar novedosas terapias como la estimulación no invasiva cerebral, la realidad virtual, la robótica y nuevos paradigmas de entrenamiento.
Por último, el 18 por ciento de los pacientes vuelve a padecer un nuevo ACV después del primer año. Es por ello que los objetivos fundamentales en el tratamiento radican en la prevención de futuros episodios vasculares cerebrales aparte de la recuperación de las secuelas presentes.
(*) Máximo Zimerman (MN 107597) es neurólogo y Director Médico del Centro INECO-CITES de Rehabilitación Neurológica.